17 de abril de 2015

Si pudieras elegir a tu familia: ¿los elegirías?


Dicen muchas cosas de nosotras, de nuestras familias, de nuestro rol. Se lo también dicen a nuestros hijos y a nuestros hijastr@s. Pasamos por situaciones absolutamente cómicas unos días, otros aguantamos comentarios absurdos, la mayoría de los días nos reímos y peleamos como una familia más.  

Nosotras elegimos a nuestra familia, a nuestro marido/pareja y a su(s) hijo(s), y ellos nos eligieron a nosotras. No sabíamos todo lo que llegaría después :), pero a pesar de todo yo sigo eligiendo a mi familia día tras días.

Este emotivo anuncio de coca-cola no habla de familias reconstruidas pero nos enseña que hay muchos tipos de familia: la felicidad es siempre la respuesta.

Y tú, si pudieras elegir a tu familia: ¿los elegirías?

PD:Tendremos que hablar con los responsable de Coca-cola para que se acuerden de nosotras en su próximo anuncio de familias:)  






9 de abril de 2015

La línea invisible




Son ya casi seis años de convivencia, de amor, de rutinas, de hijastra, de hijos comunes, de vida común. Durante todo este tiempo he amado como nunca creí que se podía querer, con la incondicionalidad más absoluta, creyendo de lleno en la historia, saltándome los convencionalismos sociales de familias tradicionales, apostando por mi propia historia, por un concepto de familia más amplio. Enamorada del que ahora es mi marido y de su hija empecé sin miedos, con una mirada llena de esperanza, con alegría, con fuerza, creyendo que podría sin duda con lo que sólo serían las dificultades propias de una familia más. Porque eso es lo que somos, una familia más.

Demostrando cada día con respeto, educación y amor mi papel de madrastra creía que me ganaría el respeto y la confianza de la madre de la niña. Sin embargo, las miradas de asco, los insultos, las faltas continuas de respeto, su manera insidiosa de juzgar nuestra vida, de opinar hasta sobre lo que desayunamos, su surrealista percepción de la realidad no ha cambiado. No importa que seamos siempre "perfectos", que nos lo curremos hasta el delirio, que corramos para adaptarnos a los planes que ella impone como madre custodia, que cambiemos nuestros planes familiares, de cumpleaños, de vacaciones, nuestros horarios laborales. Nunca vale nada. Siempre hay un desprecio como respuesta.

Supongo que como parte de mi herencia de educación cristiana que aún pesa, creía que "poniendo la otra mejilla" lo conseguiría. Y lo que he conseguido es aumentar mi frustración, mi eterna pregunta de "pero por qué?", "qué más hace falta?" "cuanto más tengo que demostrar?" Cuanto más perfecta quería ser, más enfadada me sentía al recibir el rechazo, por los miles de whatapps e emails que recibe mi marido por cada mínima cosa, siempre por cuestiones accesorias (porque importante no puede decir nada) para mantener abierto un conflicto artificial. Y crecía con ello mi miedo a lo que diga la madre, a lo que diga la niña, y es como vivir con una bomba debajo de la cama. Porque la gente que quiere molestarte y herirte lo seguirá haciendo, sin más razones que el mero placer de molestar.

Y crucé la línea, una línea invisible que me no me dejaba quedarme con la parte racional, la que dicta mi conciencia de estar haciendo la correcto, que me llevó a vivir con miedo, a vivir sintiéndome juzgada. A repensar cada movimiento para demostrar que no soy mala. Y entonces, me puse mala yo.

Con las hormonas aún alocadas después de dos embarazos muy seguidos y dos lactancias, mi cuerpo y mi mente dijeron basta. Hasta aquí hemos llegado. Se me agarrotó el corazón, y las manos, los brazos, las piernas, el cuello. Llegaron las pesadillas y luego el insomnio. El cansancio crónico. Llegaron los días en lo que no podía abrir las manos al levantarme, que no me podía desvestir ni lavarme el pelo, que no podía poner una zapatilla a mis hijos o abrir una botella de agua, que mis piernas no sostenían el peso enorme de mi cuerpo. Perdí peso, se irritó mi carácter, se nubló mi sonrisa. Desde hace meses peregrino por reumatólogos, traumatólogos, osteópatas, psicólogos, unidades de fibromialgia. Tengo a mi marido, mi familia, mis amigos preocupados y las lágrimas siempre a punto de saltar por cualquier cosa.

Como decía una de las madrastras del blog, al final todo estamos hechos de la misma pasta y si nos pinchan sangramos.

Este blog y mi "salida del armario" en la entrevista publicada por Mujer Hoy han sido un paso adelante, vuestros comentarios y vuestras historias son como una terapia de grupo. Nadie como vosotras puede entender la presión de ser madrastra, de querer ser "perfecta", de tener que aguantar quejas infundadas, del esfuerzo enorme que supone evitar el conflicto.

Con este post no quiero ser derrotista si no animaros a seguir en vuestro papel, con amor, honestidad y respeto, pero sin cruzar la línea invisible. Sin olvidaros de vosotras mismas, sin faltaros al resto, con auto-crítica pero sin dejar que os preocupe que os juzguen desde fuera.

Yo sigo como mami y madrastra, reaprendiendo mi rol, haciendo las mismas cosas, con el mismo amor, pero buscando otra filosofía que no me haga daño. Es fácil cruzar la línea pero no es fácil volver atrás.

Ánimo madrastras! Somos parte del nuevo concepto de familia, aún incomprendidas por muchos, pero más común de lo que parece. No cometáis los mismos errores que yo, no os dejéis a un lado, si vosotras caéis, cae la familia. Hay que saber decir "no" de vez en cuando, aceptar que hay madres que nunca os aceptarán hagáis lo que hagáis, así que actuad en conciencia, no dejéis que vuestro matrimonio sea un trio, no viváis con miedo a amar.

Gracias de nuevo por estar ahí y por compartir.

6 de abril de 2015

Cogiendo impulso


Gracias a todas las que habéis mandado mensajes a través del blog, en facebook, personales, por twitter, preguntando dónde estoy. Estoy aquí, donde siempre. Reescribiendo mi rol y buscándome entre las sombras. Cogiendo algo de perspectiva e impulso.

No me he ido, pero me está costando recuperarme de la "gripe" de las que os hablaba en mi último post. Creí que podía con todo, pero mi cuerpo y mi mente han llegado a un límite. Me recupero poco a poco y leer vuestros mensajes me anima y me hace sentir menos sola. 

Gracias de nuevo y hasta muy pronto!!