30 de mayo de 2014

Perdona mi intromisión

"Mi nombre es Sofía y perdona mi descaro por lo que a continuación voy a contarte…"
 
Así empieza el email que ya hace tiempo recibí de una mujer increíble, llena de fuerza y vida. Hace ya tiempo que prometí contar su historia (¡con su permiso claro!), una historia tan conmovedora que llevo meses buscándole las palabras adecuadas.

Sofia es discapacitada de nacimiento, nunca ha podido llevar una vida de las que el resto llamamos "normal". Ella dice en tono jocoso, soy "lo que ahora se empeñan en llamar persona de movilidad reducida". Su vida ha transcurrido siempre de una manera loca a ojos de los demás. Una vida de luchas y demostraciones, de idas y venidas, de aquis y allás. Ha conseguido cuantas metas se proponía pero, pero, pero… siempre había un 'pero'. Un 'pero' grande, incómodo, que nadie quería tratar, que la mantenía como una mujer incompleta de alguna manera. No era una mujer -así con todas las letras- a los ojos de nadie, ni de padres, ni de amigos hombres. Era como un ángel sin sexo.
 
Y digo era, porque un día, así, por casualidad, como ocurren siempre las grandes cosas de la vida, encontró al que hoy es su pareja, su "caballero valiente". Y así, sin más, comenzó su cuento de hadas. Y su cuento de madrastras.
 
El "caballero valiente" dejó su vida cómoda y tranquila, su vida "normal", para vivirla al lado de una persona "con problemas". "Piénsalo bien", le decía ella. "¿Que piense el qué? ", replicaba él. Y seguía a su lado, día tras días, hospital tras hospital, recuperación tras recuperación.

Él dejó atrás muchas cosas por un futuro mejor. Dejó una mujer a la que no amaba y una vida que no le satisfacía. Y le pidió matrimonio, y Sofia se casó con su "caballero valiente" como una princesa, como la princesa con la que nunca se atrevió a soñar.
 
Y la felicidad llevaba asociado el título de madrastra. El "caballero valiente" tiene tres hijos a los que adora, a los que ha enseñado que aunque no ame a su madre no los dejará nunca de amar a ellos; que buscar la felicidad y el amor de verdad es a veces complicado, pero que hay que ser honesto con uno mismo.
 
Así, Sofia, con su movilidad reducida y su capacidad ilimitada de amar tiene una familia numerosa a la que cuida, apoya... y por la que también sufre. Porque da igual qué tipo de madrastra seas, todas tenemos una vida llena de interrogantes sobre nuestro papel, llena de dudas sobre el reconocimiento y la valía que se nos da en el seno de esta nueva familia. Porque todas lidiamos con una ex y super-madre que no nos pone la vida fácil.
 
Sofia es un ejemplo a todos los niveles. Un ejemplo de superación, de amor, de grandeza. Un espejo en el que mirarse.
 
¡Ánimo madrastra!, sabemos que tu "movilidad reducida" no va a impedir que sigas caminando y construyendo. Tu "caballero valiente" y sus peques tienen suerte de haber encontrado "una princesa" de las de verdad, de las de los cuentos de hadas.
 
Os dejo esta canción de Rozalen que a mí me da unas energías tremendas y siempre, desde la primera vez que la escuché, me recuerda a la "Princesa Sofia" de este cuento. 
 
 
 
PD1: El video muestra con la fuerza del baile la misma fuerza que tiene Sofia, aunque ella no pueda bailar.
PD2: Su nombre, como ya habréis podido imaginar, no es Sofia, pero es la princesa que más le gusta a "mi chiquitina" y por eso, para nosotras, eres ¡la Princesa Sofia!
 
 
 
 
 

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