23 de enero de 2013

Voces femeninas por la custodia compartida

Como ya sabéis los que seguís el blog y me conocéis un poco soy una de esas mujeres que creen en la custodia compartida. Por principios, porque es lo justo, porque creo en la igualdad real y porque me considero una mujer feminista y luchadora. Lo merecen los hijos, que no tienen por qué perder ni a su madre ni a su padre sólo porque ellos hayan decidido que ya no son una pareja.

Yo vivo cada día en mi propia casa la desigualdad por un régimen de custodia íntegra para la madre que arrincona a mi marido en un rol de "visitador" para su hija mayor. Vivo el dolor, la pena, las semanas de ausencia, la habitación vacía… Y también vivo la alegría cuando está "la peque" en casa, veo sus ojos de padre orgulloso, veo la felicidad de tener una familia completa.

Ser mujer y querer la custodia compartida para nuestros hijos me parece la mejor forma de decirles cuánto les queremos.

Esta lucha, por todos los tintes emocionales que tiene, erosiona, cansa y desanima. Pero la buena noticia es que es también una lucha que avanza, aunque sea poco a poco, y parece que algo se va moviendo. La Justicia tarda en reaccionar y aún va por detrás de la demanda social, pero el debate ya está en la calle, en los cafés, en los libros.

Y hay mujeres que hacen público este mensaje, que se mojan, que no tiene miedo de hablar.

Hace poco tuve la oportunidad de escuchar en la radio a Carmen Serrano presentado su libro "Me ha dicho mamá que no me quieres".  Me encantó escuchar el compromiso por una igualdad real en una voz femenina, dulce, cálida, clara, sin arrogancias.

Os animo a que leáis el libro. No os dejéis llevar por el título, que a priori puede parecer controvertido. Yo debo confesar que aún no lo he hecho, pero estoy esperando con entusiasmo que llegue a mis manos.

Os dejo su entrevista en Onda Uno y su blog. No dejéis de escucharla y leerla.

17 de enero de 2013

Te estoy mirando papá



Supongo que todos los que somos padres o madres nos damos cuenta de que nuestros hijos nos miran, nos imitan, caminan como nosotros, tienen nuestro color de ojos o nuestro sentido del humor. Eso nos hace sentir especiales, orgullosos, felices. Pero el hecho de que nuestros hijos nos miren va más allá de que se pongan nuestras zapatillas de estar en casa o repitan nuestros gestos mientras nos maquillamos o afeitamos.

Tenemos una responsabilidad. Su vida estará marcada por cómo nos comportamos, por cómo tratamos a los demás, por cómo vivimos.

En los casos en los que los padres están separados, los niños tiene dos visiones de la vida, dos formas de entender el mundo que seguramente sean distintas (por algo se separaron, no?), pero no necesariamente una debe ser buena y otra mala. Cada familia (la materna y la paterna) aportará al niño una serie de valores y principios que le serán útiles y válidos para desarrollarse como persona íntegra y feliz. No caigamos en desprestigiar al otro. Nunca lo hagamos en frente del niño.

Muchas madres, por el hecho de ostentar la custodia del menor, se creen con el derecho de juzgar la vida del padre, de hablar mal de él, de pedir dinero sin límites, de decidir sobre la vida del menor sin consultar al padre.

Aunque las consecuencias no se vean de manera inmediata ese comportamiento afectará a nuestros hijos para siempre. Y, a la larga,  les hará infelices. Su padre es su otra mitad, y le quieren.

Esta reflexión me la aplico como madre pero también como madrastra.

En mi caso, convivir con "la peque" implica muchas veces tragarme cuadradas comentarios sobre su madre, sobre lo que hace con ella, o sobre lo que ella dice sobre mí y mi familia. No puedo caer en ese juego sucio, no debo. Yo también soy un adulto en el entorno de influencia de "la peque" y por ello tengo mi parte de responsabilidad.

Os engañaría si os dijera que no me llevan los demonios en muchas situaciones (sobre todo cuando niega al padre, cuando le trata como un elemento accesorio que tan sólo paga las facturas, o cuando se mete conmigo). Hay veces que de tanto morderme la lengua me hago sangre y veces en las que mi cara y tono de voz ya dicen más de lo que yo quisiera. Aún debo pulir más mis emociones. En ello estoy.

¡No nos olvidemos que nuestros hijos nos miran!

15 de enero de 2013

Cuentos de un pueblo raro



Hoy quiero dedicar el post a un amigo que hace ya tiempo que empezó una búsqueda de sí mismo y ese camino le ha abierto trayectorias inesperadas en la vida.

Como tiene una mente inquieta y un cerebro vibrante no puede estarse quieto y siempre anda viajando, indagando, curioseando y creando.

Hace poco que comenzó una iniciativa curiosa y llena de magia: recuperar cuentos del pasado, de su cultura, de su pueblo.

Aquí os dejo su página  "Cuentos de un pueblo raro" para que podías leer y escuchar estos cuentos.

¡Disfrutadlo!


9 de enero de 2013

Sorpresas navideñas y propósitos para el nuevo año


Estas vacaciones navideñas no se han salido mucho de lo normal, ya sabéis: grandes dosis de familia, algún que otro regalo duplicado, mucho mazapán, roscón de reyes relleno de nata, y los platos imprescindibles (el cordero de mi tío y los pimientos de piquillo de mi madre).

Pero el fin del 2012 nos ha traído dos regalos que no esperábamos que llegaran tan pronto. Dos regalos que estoy segura nos harán muy felices en este nuevo 2013 y años venideros.

El primer regalo, aunque algo agri-dulce, ha sido una sentencia judicial que pone punto y final a las manipulaciones y chantajes emocionales de la madre de "la peque" y que nos permite vivir como familia sin tantos sobresaltos ni desasosiegos. No es el resultado por el que tanto ha luchado mi marido, ni el que se merece como padre, no reconoce la custodia compartida pero establece un tiempo intocable para ser padre e hija, para no vivir bajo la amenaza constante de no poder ver a "la peque", y que pone fin a peleas estériles sobre dinero.

Sólo espero que el 2013 – con todos sus días y sus noches - nos enseñe a perder el miedo cuando suena el teléfono por si a "la madre coraje" se le ha ocurrido una nueva queja o un cambio de planes repentino. Espero que el 2013 nos devuelva la serenidad y nos permita disfrutar de muchas noches cenado en familia.

El otro regalo sorpresa es un nuevo bebé que parecía que nunca llegaría. ¡¡Por fin seré tía!!! ¡¡Qué ilusión!! Un bebé que cumplirá los sueños de mi hermana de ser madre y los espacios vacíos de su abuela porque nosotros vivimos demasiado lejos. Un bebé que pondrá el punto perfecto de sal y pimienta a unas vidas que ya estaban demasiado acomodadas en rutinas de adultos.

El 2013 les traerá las primeras sonrisas, los primeros desvelos, los primeros besos…una nueva vida y una nueva forma de concebir la vida.

¡Qué más se puede pedir J!

Por mi parte, tras una reciente visita al teatro a ver "El Cavernícola" (por cierto, muy recomendable para reírse de uno mismo y de la vida en pareja), sólo tengo un propósito para este nuevo 2103. Un único propósito sí, pero desde luego más difícil de conseguir y de mantener en el tiempo que ir al gimnasio, perder peso o dejar de ver televisión basura.

Mi propósito es sentarme al lado de mi marido y simplemente estar. No atosigarle con mi charla, mis ideas, con la lista de la compra o con las tareas pendientes, tan sólo estar.

Parece simple, pero si conocierais mis ganas irrefrenables de hablar… y de organizar….¡sabríais que tendré que hacer un esfuerzo titánico!

Ya os contaré mis avances…si es que los hay.