30 de mayo de 2012

¿Igualdad real?




"En esa casa se creía en la igualdad. Tanto él como ella hacían la compra, cocinaban, se ocupaban de bañar a la niña, salían antes del trabajo si había una reunión en el cole, estudiaban con la peque, jugaban al parchís. Al final del día, los dos estaban agotados. Bueno, es lo justo. Ambos trabajan, tienen una hija en común, y hay que combinar un sin fin de actividades.

Desde que ella se quedó embarazada estaba claro que era importante que ambos pasaran tiempo con el bebé, que había que organizarse en el trabajo para poder recoger a la peque de la guarde o ir al parque, que los bañitos eran momentos especiales que ninguno se quería perder, que las noches de cólicos y lloros no eran en exclusiva para la mamá, que había que aprender a hacer papillas y cantar canciones de cuna.

¿Qué mujer no estaría de acuerdo en un matrimonio o pareja organizado en base a principios de igualdad y reparto equitativo de tareas? Todas, creo, firmaríamos de inmediato. (Yo, al menos lo tengo claro! )

Pero la pasión se fue y el amor se debilitó hasta extinguirse. La pareja se fue rompiendo y acabó en separación, de muto acuerdo. Pero su hija les unirá para siempre. Hay que llegar a un acuerdo. La niña siempre será hija de ambos.

Y él quiso seguir bañando a su hija, jugar al parchís, hacer los deberes y contar cuentos por las noches. Pero ella no le dejó. La niña se convirtió en "su hija" y no quiso compartir la custodia.

Ahora esa mujer que demandaba igualdad en las tareas y cuidado de su hija, que obtenía un rato igualitario de su ahora ya ex-pareja argumenta, como si le hubiera poseído un alienígena, que la niña es suya, que ella es la madre, que el padre no puede ni sabe cuidarla. Que es por el bien de la niña.

¿Qué? ¿Cómo? ¿Es que no ha preparado papillas, dado bañitos, jugado con la Hello Kitty, pasado noches de insomnio, aplaudido en las funciones del colegio? ¿Es que se olvida tan fácilmente todo eso? ¿Y que hay del derecho del menor a estar también con su padre? ¿Por qué puede ver a su papi tan solo unos días muy limitados al mes?

Este padre se mudó a una casa en el mismo barrio que su ex para poder ver a su hija y no cambiar la rutina escolar y de amistades de la pequeña. Decidió compartir la cuidadora de la niña para evitar más problemas. Cumple con su pensión alimenticia religiosamente.

Ahora este padre ya no puede ver a su hija más que cuatro horas un día a la semana y fines de semana alternos. Ahora esa mujer ya no quiere igualdad. Utiliza su arma más poderosa, su propia hija, contra el que su fue su pareja y ha demostrado siempre ser un padre cariñoso, involucrado, preocupado y honesto. Ahora esta mujer quiere para su hija un "padre visitador" una tarde por semana y una pensión alimenticia muy generosa. Quiere compartir las obligaciones pero no los derechos.

¿Por qué se niega a firmar un acuerdo de custodia compartida? ".



Y ahí lo dejo… porque historias como ésta hay muchas, pero eso no impide que se me siga encogiendo el corazón. Yo también soy mujer y madre. Exijo a mi pareja, y padre de mi hija, corresponsabilidad y coparentalidad y creo en la custodia compartida.

Nuestros hijos se merecen unos padres y madres corresponsables que compartan derechos y obligaciones. La custodia compartida es ya una realidad en muchas familias y espero, de corazón,  que sea una realidad cada vez más extendida.

10 de mayo de 2012

Equidistancia

"Igualdad de distancia entre varios puntos u objetos" (según la RAE).

Pues yo no puedo. Lo he intentado, que conste, pero no puedo. No estoy hecha de esa pasta. Yo no sé querer sin involucrarme, sentir sin que me importe demasiado, estar al margen pero participar activamente, mantener la cabeza fría y el corazón caliente.

A veces me dicen que soy una persona de extremos, que reacciono como un volcán, para lo bueno y para lo malo. Tal vez sea cierto. Me río si algo me hace gracia y lloro si sufro. Quiero con pasión y me irrito con la misma pasión. Me duelen las injusticias y no tolero las manipulaciones. Te diré mil veces que te quiero, hasta que te hartes de escucharlo, pero no puedo abrazarte si estoy dolida y enfadada (dame unos minutos para que se ablande el corazón). Apuesto todo lo que tengo si creo que mereces la pena y te apoyaré con todo lo que soy.

Me gusta ducharme por la mañana con agua muy caliente, aunque sea verano. Me gusta hacer "guerra de besos" con las niñas en la alfombra del salón.  Me gusta comentar las noticias del telediario en voz alta (aunque esté sola) pero no soporto que hablen en el cine (aunque sea mi padre el que comenta). No me gusta que la madrastra sea siempre la mala ni que me juzguen por querer. Me gusta cuidar los pequeños detalles y que me quieran con locura. Me molesta la gente anodina y envidiosa y me apasiona la gente decidida, valiente y coherente.

Puliré algunas aristas, me tomaré las cosas con más calma, pero seguiré siendo yo. No puedo, no sé, vivir de otro modo.

Os dejo una canción de Serrat… disfrutadla!!


7 de mayo de 2012

Bonus a final de mes


En esos tiempos de crisis tener un bonus suculento a final de mes es la ambición de muchos y seguramente la alegría de pocos. Cuando trabajaba en la banca el bonus marcaba el ritmo de trabajo y en muchas ocasiones también el tipo de trabajador que uno era. Había que conseguirlo a toda cosa, por dinero, por ascenso, por prestigio, por competitividad, por lo que sea…

Parece que este sistema de incentivos se está extendiendo más allá de la banca, más allá de la vida profesional, a los colegios, las guarderías e incluso las familias. A falta de los bonus que consiguen hoy los padres y madres en sus trabajos, ahora son los más pequeños quienes traen a casa diplomas con "la estrella de la semana", "el mejor del comedor", "gold award"… (e incluso regalitos asociados a este título: muñequitas minúsculas, lápices de colores, yoyós…). Y nosotras, orgullosas madres y madrastras, lo colgamos en la puerta del frigorífico. Les reconforma más a ellos o  a nosotros?

Y es que parece que los educadores de hoy, o al menos muchos con los que yo me encuentro a diario, consideran que un sistema de recompensas motiva los niños para "hacer las cosas bien". Todo tipo de cosas son susceptibles de tener premio: comer la comida del comedor, aprender las tablas de multiplicar, leer un libro, si hasta  por hacer pis en el orinal la guarde les da una carita sonriente!!! http://blogs.elpais.com/mamas-papas/2012/05/operacion-panial.html

Lo que más me ha impresionado últimamente es ver que en casa también ocurren estas cosas.

Hace unos días fui a ver a unos amigos que tienen tres niños y la madre, orgullosa, me enseñaba los puntos que cada uno de sus hijos ha acumulado en el último mes.

"Qué es eso? Pregunto yo atónita.

"Son los puntos que tienen. Los que han ganado por ser buenos". Responde la madre con una sonrisa.

Puntitos de colores colocados en una hoja pegada detrás de la puerta mostraban un perfil de cada niño. Había puntos por lectura, por lavarse los dientes, por obedecer a la primera y un largo etcétera. El que llega antes a 10 puntos tiene premio!! Y qué premio!! Pueden elegir entre invitar a casa a un amigo a merendar o comprar un regalito en la tienda de chicos del barrio.

Y ahí estaba el "amiguito-premio" del hijo ganador sentado frente a una ensalada de frutas diciendo…"pero es que a mí me no me gusta la fruta…".

"Pues lleva cuidado con lo que dices chiquitín, que si te descuidas te quitan puntos y no puedes volver a casa con tu madre" pensé yo.

Me fui de allí con algo de miedo. Los sistemas de premio y recompensa pueden sin duda conseguir su objetivo en el corto plazo, pero qué pasa cuando las recompensas paran? Regresan los niños a la manera en que actuaban antes de que el programa empezara? Qué motiva el "buen comportamiento": conseguir el bonus o superase a uno mismo, mejorar como persona?

Además este tipo de sistemas fomentan la competitividad entre compañeros de clase y hermanos. Es un juego en que sólo uno gana. No es suficiente con hacerlo bien, hay que hacerlo mejor que los demás y más rápido.

Reconozco que fui una niña de esas que nunca recibieron un regalo por buenas notas ni por buen comportamiento. Mis padres eran más del estilo "cada uno tiene su papel en la familia y sus responsabilidades: nosotros trabajamos y tú vas al cole". "A mí me da igual lo que le compren a tu amiga Eva. A mí no me dan regalos por hacer mi trabajo".

Y eso marca, claro.

Me pregunto cómo motivar a las niñas para que les guste leer, se laven los dientes sin que tenga que repetirlo mil veces o estudien conocimiento del medio. "La peque" es buena, pero pasa bastante y hay que estar encima de ella para todo (o casi todo). Con la bebé aún es pronto. Pero si duda a ambas les marcará cómo les enseñemos a aprender y a ser personas. 

Aún no tenemos un sistema de recompensas en casa. Lo necesitamos?